Hoy es un día como otro cualquiera, supongo.
Todos los días fueron iguales en los últimos tiempos, lo cual era de agradecer porque las sorpresas no eran demasiado bienvenidas. Hasta que llegó el mes de Octubre y fuimos de susto en susto, y la rutina se volvió nerviosismo y la vida tranquila sin sobresaltos de la tortuga se tornó en un vaivén de ansiedad, angustia e incertidumbre que acaban con los nervios de cualquier tortuga que se precie.
Pero las aguas han vuelto a su cauce y vamos a tratar de que sigan así.
A la tortuga le gusta la rutina, la vida sin cambios, la estabilidad. Los cambios no siempre son malos, al contrario, pero esta tortuga ya está muy trabajada. Necesita descansar.
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